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El viraje sin retorno de Ximena Rincón

  • Desde que se convirtió en la primera figura de la centroizquierda en afirmar que iría por el Rechazo en el plebiscito de 2022, la senadora ha ido dando pasos claves -y definitivos- hacia un entendimiento con Chile Vamos. A tal punto, que muchos en la oposición creen que habrá una primaria Matthei-Rincón en 2025.
  • Fuente: La Tercera

El martes 19 de marzo fue el paso definitivo. A las 17.52, en el hemiciclo del Congreso en Valparaíso -y en un ambiente de fuerte tensión-, la senadora Ximena Rincón (56) votó por el candidato de Chile Vamos, el RN José García Ruminot, como presidente de la Cámara Alta.

Tras más de 40 años militando en la DC -partido del que salió en 2022-, la exministra dio un paso más en el quiebre definitivo con sus socios históricos de la ex Concertación y del oficialismo. Una decisión sin retorno, que podría tener como corolario una inédita primaria presidencial entre ella y Evelyn Matthei en 2025.

El alejamiento tuvo un hito fundamental para el plebiscito constitucional de 2022, cuando Rincón, el senador Matías Walker y otros decé optaron por el Rechazo -y ganaron-, a diferencia de la opción Apruebo elegida por el falangismo. Pero desde ese año a la fecha, la parlamentaria -y su nuevo partido, Demócratas- ha ido fortaleciendo su alianza con Amarillos y una convivencia con Chile Vamos. A tal punto, que en el plebiscito de 2023 optaron nuevamente por ir juntos, esta vez por el “A Favor”, que terminó perdiendo, y hoy se encaminan a un pacto electoral.

La luz verde para ello se dio el domingo 10. Ese día, pasadas las 17 horas, llegaron hasta la casa de Rincón -en Lo Barnechea- los integrantes de la mesa directiva de Demócratas, más la bancada de diputados. No se trató de una reunión cualquiera, pues se echó a andar el cronograma con miras a un acuerdo electoral con Amarillos, que se lanzará el domingo 7 de abril. Y otro, vía pactos por omisión, con la coalición integrada por la UDI, RN y Evópoli, para las elecciones municipales y de gobernadores del 27 de octubre.

En el análisis interno prima una certeza: que ni ellos ni el oficialismo están dispuestos a establecer una relación política y que las confianzas están cada vez más quebrantadas.

“El oficialismo, lamentablemente, perdió el rumbo hace mucho rato. Partidos que fueron de centroizquierda se entregaron por un plato de lentejas a la extrema izquierda y eso hace muy compleja una alianza con ellos”, dice Jorge Tarud, ex PPD y vicepresidente de Demócratas.

Bastaba una chispa. Y esa fue la que se produjo esta semana para la conformación de la testera y de las comisiones del Senado. Así, si fue Rincón la primera en cruzar el río y desde la DC optar por el Rechazo, esta vez fue su cupo en la Comisión de Hacienda el que gatilló el rompimiento del acuerdo administrativo -la primera vez desde el regreso de la democracia-, lo que dejó al oficialismo en un escenario de minoría en esa Cámara.

El ambiente estaba revuelto. Renovación Nacional -que no había participado del acuerdo del 2022- había levantado a García Ruminot y venía presionando a sus socios de la UDI y de Evópoli para que lo apoyaran y dejaran fuera de carrera a la carta que correspondía según el entendimiento: el PPD Pedro Araya. Pero no tenía piso, sobre todo por la oposición del saliente presidente del Senado, el UDI Juan Antonio Coloma.

De ahí que Chile Vamos mirara con atención los pasos de la senadora. Finalmente, el PPD demoró en oficializar la entrega del cupo a Rincón en Hacienda, lo que terminó dando vuelta el tablero.

El episodio fue leído en forma transversal como el debut de una nueva coalición de centroderecha, con miras a los comicios de octubre y la presidencial del próximo año.

Puntos de quiebre

Los dos plebiscitos constitucionales acercaron definitivamente a Rincón con Chile Vamos. Un paso que hasta hace más dos años no estaba en la retina de nadie. La legisladora proviene de una familia ligada históricamente a la DC y entró a militar a ese partido con sólo 14 años, cuando cursaba la enseñanza media en el Colegio Carmela Romero de Espinosa, de Concepción.

En esa época se convirtió en una activa opositora a la dictadura de Augusto Pinochet y fue una detractora de las políticas de la derecha.

Prueba de ello fue que aprobó las acusaciones constitucionales en contra de Harald Beyer en 2013, por no fiscalizar el lucro en la educación; en contra de Sebastián Piñera en 2021, por el capítulo de probidad en la venta de la minera Dominga, aunque rechazó el referido a haber comprometido gravemente el honor de la nación. Y en contra de Andrés Chadwick, en 2019, por su responsabilidad política en las violaciones a los derechos humanos durante la vigencia del estado de emergencia para el 18-O.

En Chile Vamos -a pesar de las fricciones- dan por superada esa etapa, especialmente con miras a la conformación de un pacto electoral que incluya al centro. Clave en el acercamiento fue Sebastián Piñera, con quien la senadora mantenía una comunicación fluida. Incluso, estuvo en un par de oportunidades en la oficina del ex gobernante en Vitacura. Y también -según se asegura en la UDI- tiene una buena relación con Chadwick.

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