“La preocupación por la persecución y sanción de los delitos sexuales es un tema que atraviesa toda nuestra sociedad. Atenta contra la dignidad de los niños, niñas y adolescentes, atenta contra la dignidad y la igualdad de todas las víctimas y atenta también contra los hechores, porque los hechores deben ser perseguidos porque normalmente repiten sus conductas, repiten sus conductas dentro de las familias, dentro de las comunidades, dentro de los entornos sociales en que se mueven. Si no reprimimos, si no denunciamos, si no investigamos esta conducta estamos poniendo en riesgo a todo un grupo grande de personas. Estamos atentando contra la familia, estamos atentando contra la vida social, además de atentar por cierto contra los niños, niñas y adolescentes. Es una conducta demasiado grave como para no tomarla en serio. Pronunciarse sobre esto es algo indispensable”
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